La palabra «stimming» es, en inglés, una abreviatura de «self-stimulating (behaviors)»; es decir, las conductas de autoestimulación que realizan los autistas con el objetivo de regularse y de gestionar sus emociones. Tiene una connotación neutra a diferencia del equivalente usado en castellano «estereotipia» («stereotypy») que proviene del modelo médico y se asocia al orden del trastorno. Por esta razón, los colectivos de personas autistas prefieren su uso.

No es un tema menor esta puntualización para quienes trabajamos desde el paradigma de la neurodiversidad. Despatologizar esta forma de regulación ayuda no sólo a cambiar prejuicios sino a advertir lo pernicioso de los métodos que pretenden modificarla o eliminarla, como el ABA y su comando «quiet hands» (frente a los aleteos, por ejemplo). Frente a ello, muchos activistas autistas responden: «loud hands» («manos ruidosas»), no sólo oponiendo su rechazo a estos métodos normalizadores, sino haciendo énfasis en lo natural del stimming. Lo normal en las conductas humanas frente a las situaciones donde se experimenta ansiedad o emociones intensas es regularse, liberar, ¿por qué habría de ser distinto para un autista?

Cuando un neurotípico está ansioso quizá tamborileeo se frote el mentón; cuando su equipo de fútbol anota puede saltar y gritar por toda la casa. ¿Alguien se acerca a detener su mano? ¿Alguien lo conmina a quedarse sentado quieto en el sillón? Se entiende que la persona trata de tramitar una aflicción, liberar la alegría que lo rapta. ¿En qué sería esencialmente distinto a mecerse o dar saltos mientras se aletea? ¿En qué no parece «normal»? ¿En qué ello le avergüenza? ¿El problema está en el stimming autista o en la forma como lo juzga?

Cierto, algunos stimmings pueden derivar en la autolesión, ello no es exclusivo del autismo y cuando ocurre en otros neurotipos se tiende a buscar la causa. En el autismo se privilegia la supresión, de lo pernicioso y de lo benéfico sin más, sin entender las razones profundas del acto. Pocos, frente al actuar autista se preguntan «¿por qué?» con genuino afán de entendimiento en vez de decepción. ¿A quién daña el regular la ansiedad y las emociones? Si daña a sus expectativas de cómo deberían ser las personas, deberá plantearse que conoce poco de lo humano. Si daña a las expectativas de las instituciones sociales, debemos convenir que esas instituciones no reflejan los fundamentos de una sociedad sana. ¿Manos libres o amarradas? Aleteo o parálisis. Vuelo o caída. Lo social no es «regla», lo «natural está en lo humano cuando abraza la vida en sus múltiples formas.

Por Ernesto Reaño

Hola a todos y todas, soy psicólogo y lingüista. Estudié psicología clínica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hice mi máster en Ciencias del Lenguaje por la Sorbonne Nouvelle Paris – III (Francia). Realicé especializaciones doctorales en la Universidad Autónoma de Madrid y la Université de Limoges. Hice mi doctorado en Ciencias del Lenguaje por la Université Sorbonne Nouvelle Paris - III (Francia). Desde el 2008 en que regresé al Perú, me a la investigación, dignóstico e intervención en Condiciones del Espectro Autista En el 2009 fundé el Equipo de Investigación y Trabajo en Autismo (EITA). Doy conferencias, seminarios y talleres en el Perú y en el extranjero y soy profesor universitario desde el 2006. En el 2007 escribí el libro “El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad.” Fui invitado a la ONU el 2 de abril de 2019 en el marco del día mundial de concientización del autismo “Tecnologías de asistencia, participación activa” como ponente en el panel “Comunicación: un derecho humano”.

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