Sobrecarga, stimming y autolesiones.

En un notable artículo llamado «The Dark Side of the Stim: Self-injury and Destructive Habits» («El lado oscuro del Stim: autolesión y hábitos destructivos»), la activista autista Kirsten Lindsmith aborda con profundidad y claridad el tema de la autolesión y el stimming.

Por definición, un stimming (también llamado «estereotipia» aunque no signifique lo mismo), es una conducta regulatoria para el manejo de las emociones o sobrecargas sensoriales. El balanceo, por ejemplo, los aleteos, los saltos, son formas de stimming. Puede ser, entonces, una forma de expresar una emoción o de lidiar con algo estresante. Son una expresión natural de la identidad autista (del ser autista) y no deben ser reprimidas, sería como decirle a la persona «no tienes derecho a expresarte, no tienes derecho a manejar tu ansiedad».

El procesamiento sensorial diverge en las personas autistas respecto de las neurotípicas. Tienden a sobrecargarse con mayor facilidad y encuentran difícil el autorregularse. El stimming es una forma de lograrlo. Los colapsos autistas (burnout, meltdown, shutdown) son consecuencias del fracaso en poder gestionar ambientes sensorialmente desfavorables o situaciones altamente frustrantes.

La «nocicepción» es el procesamiento sensorial del dolor. Ante la sobrecarga del entorno, la autolesión es una respuesta de la persona para suprimir las sensaciones y estímulos que no puede manejar. La situación es tan desesperada que se prefiere el dolor, en concentrase en él a seguir soportando los estímulos y situación aversiva. Pueden haber, entonces, stimmings nocivos cuando involucran la acción autoagresiva.
Sin embargo, entender esta situación es la clave para tomar en serio las dificultades del procesamiento sensorial en el autismo, así como los cambios abruptos en el entorno o las situaciones con las que no se puede lidiar emocionalmente. Hay un gran grupo de problemas médicos que pueden traducirse en una conducta autolesiva cuando la persona autista no puede comunicarlos adecuadamente. Por ejemplo, inflamaciones, dolores en general, dificultades gastrointestinales, etc., que deben ser descartados. El uso de sistemas de comunicación aumentativa alternativa es esencial, dentro del derecho humano a la comunicación, para indicarnos estos problemas.

Fuera de las dificultades de tipo médico, para detener un stimming nocivo debemos remover de la situación el estímulo aversivo que lo ocasiona y adaptar el entorno a futuro para poder filtrarlos.
Si esto no fuera posible, debemos redirigirlo a una forma de descarga que sea saludable. Kirsten Lindsmith da los siguientes ejemplo para estas situaciones:
– Golpearse o morderse: necesidad de una gran presión. Impedir que se golpee y tratar de darle alguna presión (abrazo o apretar, por ejemplo) que hayamos negociado antes o sepamos que no le es incómoda.
– Gritos: necesidad de una entrada auditiva. Poner una música a un volumen fuerte cerca de él. Debe ser un tipo de música que sea de su preferencia.
– Arrojar y romper cosas: necesidad de entrada vestibular. Usar un trampolín o columpio.

La lista anterior no es exhaustiva, lo importante es conocer el perfil sensorial de la persona autista, tanto para el cuidador como para ella. También las situaciones potencialmente desencadenantes y elaborar un listado de posibles soluciones que hayamos negociado anteriormente.

Cada autista debe conocerse, por ello es importante el trabajo del autismo como identidad. Saber que hay formas de expresión que le son naturales pero también otras que pueden ser nocivas y para las cuales se requieren apoyos. Es importante tener mapeadas no sólo las situaciones difíciles de lidiar sino, además, las señales previas que nos anuncian que el colapso se avecina. De esta manera, cada autista puede confeccionar un botiquín de técnicas para aplicar cuando no se pueda suprimir (o evadir) aquello que escapa a sus posibilidades iniciales de manejo.

Como en todo para el autismo lo importante es no apresurar el juicio en pro de comprender, de empatizar con formas radicalmente distintas de procesar lo cognitivo, lo social, los afectos, lo sensorial. Las respuestas no son simples en la medida en que no son neurotípicas: respuestas autistas para dilemas autistas.
Para ayudar a un autista es preciso pensar, sentir -actuar- en clave autista.

Por Ernesto Reaño

Hola a todos y todas, soy psicólogo y lingüista. Estudié psicología clínica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hice mi máster en Ciencias del Lenguaje por la Sorbonne Nouvelle Paris – III (Francia). Realicé especializaciones doctorales en la Universidad Autónoma de Madrid y la Université de Limoges. Hice mi doctorado en Ciencias del Lenguaje por la Université Sorbonne Nouvelle Paris - III (Francia). Desde el 2008 en que regresé al Perú, me a la investigación, dignóstico e intervención en Condiciones del Espectro Autista En el 2009 fundé el Equipo de Investigación y Trabajo en Autismo (EITA). Doy conferencias, seminarios y talleres en el Perú y en el extranjero y soy profesor universitario desde el 2006. En el 2007 escribí el libro “El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad.” Fui invitado a la ONU el 2 de abril de 2019 en el marco del día mundial de concientización del autismo “Tecnologías de asistencia, participación activa” como ponente en el panel “Comunicación: un derecho humano”.

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