(Artículo aparecido hace 10 años, en EITA).

Soy psicólogo clínico y lingüista.

Obra del artista Asperger Peter Myers

Al terminar mi carera, mis intereses iban por el lado del lenguaje y sus procesos así que inicié mis prácticas profesionales con niños con Transtorno Específico del Lenguaje (TEL): un transtorno congénito que se diagnostica por descarte. Un grupo de estas personas presenta el llamado Transtorno Pragmático del Lenguaje: un lenguaje “normal” a nivel de estructura pero deficitario en su uso y comprensión social (pragmática).

Al empezar mis investigaciones sobre el tema, noté que la bibliografía reciente vinculaba este problema del lenguaje con el Autismo en general y con el Síndrome de Asperger en una suerte de espectro o continuo. Elegí dedicarme al tratamiento de personas con Transtornos del Espectro Autista (TEA) (específicamente, el TPL y el SA).

En el párrafo anterior (y en el título de este Blog) he utilizado repetidas veces la palabra “transtorno” cuando hubiera preferido usar “condición”. Quiero explicar porqué.

La comunidad de personas Autistas de Alto Funcionamiento (AAF) y con Síndrome de Asperger es bastante activa en cuanto a la defensa de sus derechos. Un activista importante es Jim Sinclair (persona con autismo de alto funcionamiento, aprendió a comunicarse verbalmente a los 12 años y actualmente trabaja como psicólogo con personas con TEA) , fundador de dos redes bastante activas, integradas y dirigidas por personas Autistas y Asperger:

Autism Network International

Aspies for freedom

Según Simon Baron-Cohen, creador del constructo sobre Teoría de la Mente y Autismo, en estas personas se da un bajo nivel para empatizar que va de la mano con una gran habilidad para sistematizar. Por ello presentan gran capacidad para los cáculos, trabajo con detalles o tareas que requieran una gran capacidad de focalización. Si hay algún tipo de discapacidad esta es, fundamentalmente, a nivel de las relaciones sociales puesto que o no entiende su importancia o simplemente, a veces, no les interesa (al menos no como nosotros esperaríamos que les interese)

Esto lleva a que se les considere raros, huraños, desatinados, maleducados, ofensivos, inadaptados, etc.

Esta comunidad, de personas CEA (“condición” y no “trastorno”, como veremos), ha acuñado el término neurodiversidad el cual supone que un desarrollo neurológico atípico (neurodivergente) es una diferencia normal que debe ser reconocida y respetada como cualquier otra variante humana. En este sentido, debemos esforzarnos por comprender que no todos procesamos la información de la misma manera, ni damos el mismo peso a lo social, o que, simplemente, existen diversas maneras de ver el mundo: ni mejores ni peores, distintas. Ser neurodivergente es lo opuesto a ser neurotípico (“neurótico típico”, el resto de la población).

Dentro del concepto de neurodiversidad, en la actualidad, se considera ya no sólo las diferencias neurológicas y, por ende, de procesar el mundo, de las personas con Autismo o Síndrome de Asperger, sino también de las que tienen déficit de atención, dislexia, dispraxia, transtornos específicos del lenguaje, transtorno bipolar, etc…

Por estas razón, el término “transtorno” va cayendo en desuso para hablar, mejor, de “condición”. Por ejemplo, tener Autismo, Síndrome de Asperger no es una enfermedad sino una condición de vida. Con esto vuelvo a lo que señalaba líneas arriba. La palabra “transtorno” tiene que ver con la herencia clínica de nuestros diagnósticos pero, como señala Baron-Cohen en su último libro (Autism and Asperger Syndrome: The facts), las personas del grupo de alto funcionamiento tienen un pensar diferente: una condición distinta.

En navidad y fin de año pienso en mis muchos amigos Aspergers (o aspies). En estas fiestas uno asiste al descuartizamiento de la intimidad con que las personas neurotípicas obligan, a veces, a vivir lo que debería ser “normal”: sonreir a diestra y siniestra, ir a reuniones que no nos importan, confraternizar sin que se nos note el aburrimiento, iniciar la caravana de saludos a familiares a quienes quizá no veamos hace mucho o que, en especial, no nos importe ver… y si alguien decide pasarla tranquilo, en casa, con un pequeño grupo, se le llamará antisocial, émulo de Scrooge, amargado, etc. y, peor aún, querrán ir en su rescate insistiendo hasta el infinito en que salga, en que se fije en lo infeliz que es, en que sea “normal”.

La “normalidad estadística”, querido neurotípico, no tiene nada que ver con la calidad de vida y tampoco, remotamente, con la felicidad.

Si quieres socializar más allá de tus fuerzas o si es realmente importante para ti, eres libre de hacerlo pero respeta a quienes quieren estar tranquilos, a los que quieren ir a su ritmo, a los que disfrutan de manera distinta… A los que no quieren ser como tú sin por eso querer ofenderte.

Tal como señala Jim Sinclair:

Ser autista no significa no ser humano, sino significa ser diferente. Significa que lo que es normal para otros no es normal para mí, y lo que es normal para mí no es normal para otros. En cierto modo estoy mal equipado para sobrevivir en este mundo, igual que un extraterrestre sin manual de orientación. Pero mi personalidad está intacta. Mi individualidad sin daño alguno. Le encuentro significado y valor a la vida y no quiero ser curado de mí mismo… Reconoce que somos igualmente extraños el uno para el otro y que mi forma de ser no es sólo una variante dañada de la tuya… Cuestiona tus conclusiones. Define tus condiciones. Colabora conmigo para construir puentes entre nosotros.

Nota bene: 1 de cada 64 personas podría presentar rasgos del Espectro Autista.

Por Ernesto Reaño

Hola a todos y todas, soy psicólogo y lingüista. Estudié psicología clínica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hice mi máster en Ciencias del Lenguaje por la Sorbonne Nouvelle Paris – III (Francia). Realicé especializaciones doctorales en la Universidad Autónoma de Madrid y la Université de Limoges. Hice mi doctorado en Ciencias del Lenguaje por la Université Sorbonne Nouvelle Paris - III (Francia). Desde el 2008 en que regresé al Perú, me a la investigación, dignóstico e intervención en Condiciones del Espectro Autista En el 2009 fundé el Equipo de Investigación y Trabajo en Autismo (EITA). Doy conferencias, seminarios y talleres en el Perú y en el extranjero y soy profesor universitario desde el 2006. En el 2007 escribí el libro “El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad.” Fui invitado a la ONU el 2 de abril de 2019 en el marco del día mundial de concientización del autismo “Tecnologías de asistencia, participación activa” como ponente en el panel “Comunicación: un derecho humano”.

4 comentario sobre «RESPETEMOS LA NEURODIVERSIDAD»
  1. Siempre he tenido la idea que las personas»diferentes en pensar y actuar son con facilidad etiquetadas y tratadas como sea de «orientarlos» al lado de lo que de llama salud al menos en lo mental lo normal es relativo y ahora esta condición psíquica de las personas está siendo tomado como un factor muy importante para la salud de las personas.
    Felicitaciones por su labor y trabajo son personas que tienen su modo de comunicación particular y debemos sintonizar con su frecuencia.
    Saludos

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