Hay dos teorías sobre el autismo cuya importancia máxima reside en haber sido formuladas por investigadores autistas. Me refiero al «monotropismo» (propuesta por Murray, Lesser y Lawson) y el «dilema de la doble empatía» de Milton. La primera hace énfasis en la capacidad de hiperfoco de la mente autista y cómo privilegian el realizar un tarea a la vez; la segunda, en las formas especiales de la empatía en el autismo, entre autistas se establecen adecuado puentes de comunicación, la dificultad es al tratar de establecerlos con los neurotípicos.

Kamila Makram, neurocientífica, señala que los autistas se preocupan más profundamente por el otro cuando reconocen sus dificultades. Según sus estudios -la «teoría del mundo intenso»- los autistas sienten de modo más profundo. Recordemos que, etimológicamente, «empatía» se asocia a «pasión». Así como una persona autista se apasiona en sus intereses con un nivel de profundidad poco visto en otros neurotipos, gracias al hiperfoco, así ocurre en la esfera de los afectos. Cuando entramos a ser parte del foco de la subjetividad autista, seremos parte no sólo de su empatía sino de su cuidado y preocupación.

Hiperfoco en los intereses y en los afectos. Así como se procesa privilegiando en detalles y buscando patrones, el afecto, las formas del amor autista no buscan un mero acompañamiento en la tristeza del otro sino en la búsqueda de cómo solucionar aquello que nubla a quien se quiere bien. Tiene que hacer con celebrar la alegría del otro no por cortesía sino con un stimming verdadero. Cuando se cae en su hiperfoco de afecto, lo cual no es lo usual. Ni para cualquiera.

Vivir la experiencia intersubjetiva del autista supone conectar con sus intereses; comprender que su tipo de comunicación busca la conectividad, el estar juntos, en paralelo, confluyendo en los momentos necesarios. Caer en su hiperfoco requiere una llave: prestar atención a su ofrecimiento, a la información que nos aproxima, al objeto que nos revela; acercarnos con curiosidad y respeto a sus objetos de pasión. Ellos están siempre tratando de comprender y conectar con el mundo neurotípico, ¿podrá usted colocarse, orbitar, en su hiperfoco y re-conocerse?

Por Ernesto Reaño

Hola a todos y todas, soy psicólogo y lingüista. Estudié psicología clínica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hice mi máster en Ciencias del Lenguaje por la Sorbonne Nouvelle Paris – III (Francia). Realicé especializaciones doctorales en la Universidad Autónoma de Madrid y la Université de Limoges. Hice mi doctorado en Ciencias del Lenguaje por la Université Sorbonne Nouvelle Paris - III (Francia). Desde el 2008 en que regresé al Perú, me a la investigación, dignóstico e intervención en Condiciones del Espectro Autista En el 2009 fundé el Equipo de Investigación y Trabajo en Autismo (EITA). Doy conferencias, seminarios y talleres en el Perú y en el extranjero y soy profesor universitario desde el 2006. En el 2007 escribí el libro “El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad.” Fui invitado a la ONU el 2 de abril de 2019 en el marco del día mundial de concientización del autismo “Tecnologías de asistencia, participación activa” como ponente en el panel “Comunicación: un derecho humano”.

2 comentario sobre «El hiperfoco del afecto autista.»

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