El MMS (Miracle Mineral Solution) fue «propuesto» por Jim Humble, un charlatán que proclama ser un dios de mil millones de años de una galaxia de Andrómeda (ver aquí), como tratamiento contra la malaria y casi toda enfermedad. Su «iglesia» (la Church 2 Genesis) enfrenta serios cargos en la actualidad por difundir el dióxido de cloro como «cura» para la COVID-19.
El MMS, dióxido de cloro, clorito de sodio, CDS, etc., no es más que lejía industrial diluída al 28% mezclada con ácido cítrico (muchas veces jugo de limón). Sus difusores prometen que cura el cáncer, el VIH-SIDA, la malaria, el autismo, etc. y, hoy por hoy la COVID-19.
Presentado como una panacea no exenta de religiosidad, los usuarios del dióxido de cloro vuelcan una fe ciega en el producto. Pese a las alertas de la OMS de que no hay curas contra la COVID-19 y los peligros señalados por FDA al ingerir esta sustancia, estos grupos denuncian «oscuros intereses» de las industrias farmacéuticas y diversas tesis habituales a las teorías conspirativas.
Los sitios de internet que venden la solución mineral milagrosa describen el producto como un líquido que contiene un 28 por ciento de clorito de sodio en agua destilada. Las instrucciones del producto indican a las personas que mezclen la solución de clorito de sodio con ácido cítrico —tal como el del jugo de limón, ya sea real o común— u otro tipo de ácido antes de beberla. En muchos casos, el clorito de sodio se vende junto con un “activador” de ácido cítrico. Al agregarse el ácido, la mezcla se convierte en dióxido de cloro, un poderoso agente blanqueador.
Peligro: No beba la solución mineral milagrosa o productos similares.
Tanto el clorito de sodio como el dióxido de cloro son los ingredientes activos de ciertos desinfectantes, además de tener otros usos industriales. No están hechos para que los ingieran las personas.
En los últimos tiempos, circula un video de un conocido timador llamado Andreas Kalcker (a quien los que trabajamos en autismo lamentablemente conocemos por sus intervenciones donde señala que el dióxido de cloro cura el autismo, al respecto, leer la declaración de la AETAPI) afirmando que esta solución cura la COVID-19. Evidentemente denuncia censura y demás elementos del manual de la conspiración.
Kalcker se presenta como «Doctor en biofísica natural», carrera que, además de no existir en los medios académicos confiables, fue obtenida mediante dudosos estudios y diploma.
Al igual que con el tema del autismo, debemos estar preparados y prevenidos contra las pseudociencias y las curas «milagrosas». Estos profetas del dióxido de cloro (al igual que los charlatanes de la biomedicina, las dietas y los antivacunas) se aprovechan de la ignorancia y la desesperanza de muchos cuidadores de personas neurodivergentes y de la población poco informada. Por ello imprimen un halo de semi-religiosidad y de conspiración con la que cubren este calculado fraude. Aprovechan y hacen uso de la fe para vender una supuesta «verdad» que los «grandes intereses» pretenderían censurar; usan la sugestión y la necesidad de creer en tiempos de incertidumbre.
Muchos han muerto consumiendo este producto, ¿es que acaso tuvieron «poca fe»? La realidad nos demuestra que a los medicamentos poco les importa la fe de quien los consume, funcionan sin más. El autismo no tiene cura, es una condición, no una enfermedad. La COVID-19 sí provoca una enfermedad cuyos tratamientos distan de beber lejía.
Genial artículo, Ernesto. Es impresionante como
este charlatán logra convencer a tanta gente ignorante. Me llama la atención que aún no esté tras las rejas.
Lamentablemente impresionante…
Si se toma el dióxido de cloro hay una dieta que seguir o podemos comer normal?
No se debe consumir, es tóxico.