Autismo: ¿la importancia del juego simbólico?

En sus trabajos iniciales Lorna Wing describió, como parte de la tríada de características para el diagnóstico de autismo (junto con la comunicación y la interacción social), el «impedimento para actividades simbólicas imaginativas». De esta manera, la ausencia del juego simbólico en los autistas llevaría a su falta de imaginación.
Si bien Lorna Wing posteriormente cambió este criterio por el «intereses restringidos» que, como vimos en otro lugar, en realidad supone «intereses profundos, y señalese que los autistas tienen imaginación aunque esta no sea social (lo cual supone otro problema pues «imaginación social» es un sinónimo de «empatía»), se había creado ya el imperativo en la intervenciones en autismo de estimular el «juego simbólico».

Para la psicología y la educación neuronormativas, el juego simbólico es la llave de oro que abre el desarrollo del niño hacia la creatividad, la imaginación, la comprensión del otro; en suma, es uno de los pilares fundamentales de lo que nos caracteriza como humanos. Se entenderá, entonces, que hablar de una ausencia de juego simbólico no es algo menor por sus implicancias para los autistas. Serían algo así como humanos de «segunda categoría» al no presentarlo del modo esperado.
Este prejuicio viene a engrosar un catálogo de teorías (como la ausencia de una teoría de la mente y una baja empatía) que deshumanizan a los autistas dado un estrecho concepto de lo humano, uno ajeno a la dinámica de lo distinto y de la diferencia, la de nuestra neurodiversa humanidad. ¿Tiene tal peso el juego simbólico en la construcción de características fundamentales del ser? ¿Tiene esta radical signifcancia como pretenden la psicología y educación neuronormativas?

En el año 2013 Angeline Liliard y sus colaboradores revisaron críticamente los estudios hechos durante 40 años a la fecha, sobre la importancia del juego simbólico para desarrollo, hallando lo siguiente:
– Para el desarrollo del lenguaje, la narración y la regulación emocional, el juego simbólico es importante pero no exclusivo de otros desarrollos necesarios.
– Para el desarrollo de las funciones ejecutivas y de las habilidades sociales es importante pero no único.
– Para el razonamiento, es uno más de otras formas de desarrollo que deben darse.
– Para la resolución de problemas, no hay evidencia de su importancia.
– Para la creatividad, inteligencia, conservación y teoría de la mente, no hay datos concluyentes.
En un estudio experimental de 2023, Ann-Kathrin Jaggy y sus colaboradores llegan a las siguientes conclusiones:
– La enseñanza del juego simbólico fomenta las habilidades de comportamiento social y las relaciones positivas de los niños en edad preescolar.
– La enseñanza del juego simbólico no fomenta las habilidades sociocognitivas de los niños en edad preescolar.
– La enseñanza del juego simbólico no fomenta las habilidades socioemocionales de los niños en edad preescolar.

Tenemos, entonces, que el juego simbólico parece ser importante para el desarrollo de las habilidades sociales pero no explica (mejor dicho no es determinante) totalmente el desarrollo de la imaginación. «Imaginación» viene del latín «imaginatio», de «imago» (imagen, representación) y el sufijo «-tio» que indica la acción, el proceso, el resultado. Es decir, «imaginación» indica poder representarnos algo, una imagen, en nuestra mente.
Aquello que podemos representarnos está en, es parte de nuestra imaginación. Existen, entonces, varias formas de imaginar y no sólo aquellas que suponen el «como si» del juego simbólico. ¿Resolver una ecuación no es un proceso imaginativo? ¿Representarse una secuencia de objetos colocados en fila tratando de encontrar los detalles que los diferencian no es imaginativo? ¿Descubrir las reglas del comportamiento de los demás no es imaginativo?


Pensar que un trozo de madera es un avión que surca los cirros es un juego simbólico, es creativo y es imaginativo, qué duda cabe. Pero de ello no podemos concluir que es el germen de toda creatividad, de toda imaginación; ni siquiera de los futuros procesos metafóricos, los cuales requieren del desarrollo de la denominación alternativa y de la percepción de analogía.
Como hemos visto en el recuento de las investigaciones anteriores, el juego simbólico, su desarrollo, pueden explicar el desenvolvimiento de las habilidades sociales pero su desarrollo no puede explicar el de todas las habilidades sociocognitivas ni socioemocionales por él mismo. Es uno más de los proceso, no el proceso.
El juego simbólico está sobrevalorado por la psicología y la educación neuronormativas.

Tengamos todo esto presente antes de querer inducir a una persona autista al juego simbólico, antes de sumergirlo en la quizá poco grata enseñanza del mismo. La esencia del juego es el placer. No jugamos «para algo», jugamos «para nada». El juego no es algo útil que persiga un fin productivo más allá del gozo y del bienestar, de la alegría y de la libertad. No es algo que pueda juzgarse como correcto o incorrecto.
Por ello, da lo mismo para el que juega que el auto vaya por una pista de carreras o que sólo nos interese sus ruedas girando. El juego autista contiene las características del pensamiento en detalles, de la profundidad de los intereses, de la búsqueda de patrones; componentes, todos ellos, que se traducen, además, en su forma de imaginar y de crear.
El juego simbólico no nos hace de por sí más ni menos humanos, nos hace también humanos; así como otras formas de imaginación, de empatía, de procesamientos, tejen esa tierra litoral de lo que somos.
En aquellas diferencias que nos unen, no existiría humanidad sin autismo.

Por Ernesto Reaño

Hola a todos y todas, soy psicólogo y lingüista. Estudié psicología clínica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hice mi máster en Ciencias del Lenguaje por la Sorbonne Nouvelle Paris – III (Francia). Realicé especializaciones doctorales en la Universidad Autónoma de Madrid y la Université de Limoges. Hice mi doctorado en Ciencias del Lenguaje por la Université Sorbonne Nouvelle Paris - III (Francia). Desde el 2008 en que regresé al Perú, me a la investigación, dignóstico e intervención en Condiciones del Espectro Autista En el 2009 fundé el Equipo de Investigación y Trabajo en Autismo (EITA). Doy conferencias, seminarios y talleres en el Perú y en el extranjero y soy profesor universitario desde el 2006. En el 2007 escribí el libro “El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad.” Fui invitado a la ONU el 2 de abril de 2019 en el marco del día mundial de concientización del autismo “Tecnologías de asistencia, participación activa” como ponente en el panel “Comunicación: un derecho humano”.

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