Algunos pueblos comen las cenizas de sus muertos, otros los entierran. ¿Hay una manera correcta de venerar a los difuntos?
Sobre un determinado evento que hemos aprendido a asumir como obvio pueden haber, sin embargo, diversas perspectivas. Esto se ve en las costumbres de los pueblos, lo que para unos es correcto para otros puede parecer curioso o incluso incomprensible para otros.
Hay hechos que reúnen un carácter de verdad que puede ser demostrado siempre de la misma manera y para lo cual no interviene mayor interpretación, por ejemplo, una fórmula matemática. Para otros, lo que por consenso se considera lo «normal» no se puede equiparar con los «verdadero» en el mismo sentido. Así, cuando un grupo mayoritario juzga a uno minoritario lo hará bajo la pretensión de lo verdadero que no es sino la fuerza de la costumbre. Tal es el caso de la interpretación de las características y conductas autistas desde el lente de la cultura neurotípica.

Un ejemplo de ello es el juicio sobre los intereses en el autismo. Para un tipo de sociedad neurotípica donde el hacer es superior al ser (donde se mide el valor del individuo por lo que produce y no por las posibilidades de su naturaleza humana), se privilegiará un tipo de procesamiento politrópico, es decir, poder hacer más de una actividad a la vez o poder pasar de una a otra, cumpliendo de manera rápida los objetivos impuestos.
Una mirada que se detenga más del tiempo necesario en un determinado tema será observada con sospecha, con desconfianza, juzgada subversiva al orden del rendimiento y la competitividad. Será dictaminada como patológica pues ¿quién en su sano juicio podría entorpecer el hacer que define quién es uno, su lugar entre y sobre los demás?

Sólo así podemos comprender que se sentencien como “restringidos” el modo por el que los autistas se dedican a sus intereses. Recordemos que, originalmente, Lorna Wing hablaba del impedimento de los autistas en el área de la imaginación. Tiempo después, este se cambió por la “restrictividad” en los intereses, la cual explicaría, también, la dificultad para el acceso al juego simbólico, primera piedra de lo que la psicología neurotípica supone el edificio de la imaginación humana. Sobre el juego simbólico como germen de la imaginación hablaremos la próxima semana, hoy baste tener en cuenta de que este puede serlo de una forma de imaginación y no del conjunto de las formas de la imaginación humana.

Lo “restringido” se asocia a lo “obsesivo” y tiene lógica cuando la óptica neurotípica se toma como medida de lo humano. Pero si consideramos ampliar nuestra perspectiva observamos que el tipo de mente autista es monotrópica, es decir, está diseñada para hiperfocalizarse en un tema, en sus temas predilectos, y profundizar en ellos. Es en este sentido que Stephen Shore, educador autista, señaló que los autistas no tienen intereses restringidos sino profundos.
El neurotipo autista procesa la información en detalles, busca patrones y constantes, se esfuerza por conocer cabalmente los distintos sistemas donde su atención se posa. No es necesario argumentar demasiado para señalar que estas carcaterísticas son las que están detrás del talento inherente a investigadores e inventores pero también de artesanos y artistas: está detrás de todo quien se encuentre tocado por una vívida pasión. Justamente es el título de una obra del Dr. Lawson, “La mente apasionada”, en la cual se explora con profundidad autista el tema del monotropismo y sus implicancias en el procesamiento cognitivo autista.
Nadie apasionado buscará alejarse rápidamente del objeto que le otorga este sentimiento. El amor de los autistas por sus temas de interés es algo en lo que no podremos reparar si mantenemos el prejuicio de lo típico.
¿Por qué habríamos de querer «flexibilizar» hacia actividades distintas de las que ya goza? ¿Por qué habríamos querer sacarlos de golpe, sin aviso, de esa concentración extática? Ya sea la profundidad de la observación en unas rueditas que giran, las partículas de polvo que invaden un haz de luz, las características de un planeta, querer arrebatarlos de esa dicha sólo es concebible en una sociedad cuyo sentido del disfrute es efímero y carece del sentido de la pasión.

Byung Chul-Han en su último libro titulado «Vida contemplativa. Elogio de la inactividad», nos recuerda que nuestra existencia está siendo absorbida por la actividad de un modo desenfrenado, en una necesidad impuesta y autoimpuesta de hacer cosas para algo siempre, por ello se encuentra siempre explotada. La verdadera vida empieza cuando podemos dejar de sobrevivir, cuando podemos darnos el lujo de hacer para nada. No caminar presionados por llegar a un lugar, hacerlo calmandamente, contemplando, ese es el lujo. La forma en que los autistas se enfocan en sus intereses no necesariamente es un hacer para algo, para un fin productivo en términos capitalistas, es un hacer para nada, por el simple hecho de disfrutar y de gozar. Como el arte que siempre es completamente inútil a fines prácticos. Por ello los autistas y sus intereses nos recuerdan que en ese hacer vano e inútil a los ojos del mundo está la clave de lo verdadero porque nos colma, del tiempo que nos hace libres verdaderamente. De la felicidad también.

Por Ernesto Reaño

Hola a todos y todas, soy psicólogo y lingüista. Estudié psicología clínica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hice mi máster en Ciencias del Lenguaje por la Sorbonne Nouvelle Paris – III (Francia). Realicé especializaciones doctorales en la Universidad Autónoma de Madrid y la Université de Limoges. Hice mi doctorado en Ciencias del Lenguaje por la Université Sorbonne Nouvelle Paris - III (Francia). Desde el 2008 en que regresé al Perú, me a la investigación, dignóstico e intervención en Condiciones del Espectro Autista En el 2009 fundé el Equipo de Investigación y Trabajo en Autismo (EITA). Doy conferencias, seminarios y talleres en el Perú y en el extranjero y soy profesor universitario desde el 2006. En el 2007 escribí el libro “El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad.” Fui invitado a la ONU el 2 de abril de 2019 en el marco del día mundial de concientización del autismo “Tecnologías de asistencia, participación activa” como ponente en el panel “Comunicación: un derecho humano”.

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