Identidad y narración en el autismo.

Somos la historia que nos contamos de nosotros mismos. La identidad, como señala Paul Ricoeur, en latín, conoce dos términos ligados a lo «idéntico»: a) «ídem», lo que sumamente parecido, lo idéntico en cuanto a lo que es inmutable, la identidad biológica en último término; b) «ipse», lo idéntico en cuanto lo propio, la dimensión psicológica que en contacto con el contexto está sujeta al cambio, a lo variable, es, también, lo cultural.
La identidad del individuo no sólo recae en un nombre propio que designa a aquello que permanece sino, al mismo tiempo, es ese constante cambio resultante de nuestra interacción con el mundo y sus días.
La pregunta «¿quién soy?» encuentra su dificultad de resolución en cuanto mi identidad está formada por aquello que de inmutable existe en mí y, sin embargo, me hace también semejante a otros; lo variable que no lo es tanto como para no reconocerme como «yo-mismo» y, al mismo tiempo, un otro respecto de alguien. Necesitamos de un relato para intentar unir esas variables. De aquello que parece no cambiar y que permanece en el tiempo y de lo variable que empero podemos reconocer como propio.


Nuestra vida, la del día a día, la que forma un espejo de dígitos con el calendario, toma de las formas de la ficción para componer aquello que llamamos el relato de nuestra vida. Nuestra identidad es principalmente una identidad narrativa, aquella que sirve de puente entre lo inmutable y lo variable de nosotros mismos. Una historia que resuelva la pregunta «¿quién soy?» y sus perplejidades.
Por ello el valor del diagnóstico de autismo (en tanto reformulación de la identidad) es poder tener una nueva narración que añada:
1. El carácter inmutable del autismo y sus características en la historia de vida.
2. Aquello variable que me hace ser distinto a los neurotípicos (y a los mismos autistas), aquello que soy en las diversas circunstancias y tiempos.

Esta posibilidad de narración es crucial en los autistas que reciben un diagnóstico en la adultez. Su identidad narrativa consta, muchas veces, de una historia donde lo constante de su «sí-mismo» es la percepción de un yo dañado respecto de los otros; de un yo que a través del tiempo acumula variaciones de la desesperanza, de la frustración, del trauma. Tanto lo que permanece como lo que cambia, pocas veces permite una narración donde se pueda habitar. La introducción del autismo en tanto se otorga el «eres autista» a través del diagnóstico, reformula el espacio mental. «¿Quién soy?» empieza a responderse desde aquello que es inmutable y que forma el pilar que explica la manera cómo percibo el mundo; desde lo variable que puede ser re-significado a partir de lo anterior, tanto en la dicha de comprenderse, en la culpa que decae respecto de cómo se hubo actuado, de la rabia y dolor por haber carecido de dicho saber.

De esto se trata el paso del diagnóstico a la identidad. El lado inmutable de la misma (lo biológico y las formas del carácter), aquello que se construye en la acción con el mundo (la dimensión psicológica) y por ello sujeta al cambio y la variación, y -sobre todo- la narración que une estas y nos permite permanecer a través del relato de lo que somos. No es asunto simple la construcción de nuestra historia, menos lo es cuando faltan los elementos esenciales que explican nuestras variaciones. Poder pertenecer mientras se pertenece.

Por Ernesto Reaño

Hola a todos y todas, soy psicólogo y lingüista. Estudié psicología clínica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hice mi máster en Ciencias del Lenguaje por la Sorbonne Nouvelle Paris – III (Francia). Realicé especializaciones doctorales en la Universidad Autónoma de Madrid y la Université de Limoges. Hice mi doctorado en Ciencias del Lenguaje por la Université Sorbonne Nouvelle Paris - III (Francia). Desde el 2008 en que regresé al Perú, me a la investigación, dignóstico e intervención en Condiciones del Espectro Autista En el 2009 fundé el Equipo de Investigación y Trabajo en Autismo (EITA). Doy conferencias, seminarios y talleres en el Perú y en el extranjero y soy profesor universitario desde el 2006. En el 2007 escribí el libro “El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad.” Fui invitado a la ONU el 2 de abril de 2019 en el marco del día mundial de concientización del autismo “Tecnologías de asistencia, participación activa” como ponente en el panel “Comunicación: un derecho humano”.

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