El autismo no es un problema de salud, es político, de creación de políticas públicas realización de derechos, como señalábamos en este video.
Nunca será suficiente -aún- afirmar que no es una enfermedad sino una condición. Es una neurominoría que procesa la realidad de forma diferente. Necesitamos que se respeten las leyes ya existentes. Basta revisar la Constitución y aplicar los derechos fundamentales de la persona tal como aparecen en el artículo 2 para todos y todas. Como decía Malcolm X, pedir derechos especiales es asumir que se es un ciudadano de segunda.
Necesitamos colectivos integrados exclusivamente por personas autistas: nada sobre ellos sin ellos, que nos señalen sus necesidades de apoyo y precisen el cumplimiento de sus derechos y deberes. Que accedan a integrar el sistema de representación político. Necesitamos asociaciones de padres y cuidadores unidas en objetivos comunes que vayan más allá de realizar caminatas y pasacalles y presionen de manera eficiente al sistema elegido.
Necesitamos trascender el dos de abril en su variante de mera concientización y festividad. Más compromiso y reclamo diario. Más lucha y afirmación de derechos. Menos migajas vestidas de azul.