EITA cumple 13 años y quiero compartir con ustedes los párrafos finales de un artículo publicado recientemente: El autismo en el Perú: Una mirada desde el Equipo de Investigación y Trabajo en Autismo:
EITA trabaja por la generación de una convivencia respetuosa entre todas las formas de neurodiversidad y por los derechos humanos de la persona autista.
El trabajo de EITA no se resume en un «método» o «terapia» sino en una comprensión profunda filosófica y ética de la persona autista y los apoyos necesarios para cada cual considerando su individualidad, su dignidad y su desarrollo pleno.
El compromiso ético de EITA con la sociedad está presente en todas los proyectos y actividades que realiza, dando prioridad al cumplimiento de las libertades y garantías de la comunidad autista como parte del movimiento de la neurodiversidad, en la búsqueda del respeto de los derechos humanos de toda persona neurodivergente. Los principios que rigen la conducta institucional en la defensa del derecho a la educación y la libertad de expresión, se han puesto de manifiesto al EITA haber enfrentado un proceso judicial (https://ernestoreano.pe/trener-contra-reano/), resuelto a su favor, en el “Caso Trener contra Reaño” (2014-2020) recogido en un libro en proceso de edición.
La pandemia provocada por el COVID-19 y las restricciones que de ella se derivaron, generaron nuevos desafíos en las áreas de comunicación. Considerando las experiencias en diversas formas e intentos de comunicación a distancia y las necesidades de los participantes, se ha constatado, con mayor precision, la complejidad y multimodalidad de la comunicación y del lenguaje en el autismo. Es así como a partir del 2022, se inaugura el departamento de “Comunicación, lenguaje y sistemas de comunicación aumentativa alternativa”.
El enfoque de trabajo de EITA parte de una profunda reflexión filosófica y ética -siempre en constante renovación- sobre lo que es el autismo y el trabajo con personas autistas.
El autismo no es una enfermedad ni un trastorno, sino una condición de vida con la cual se nace y que supone un neurodesarrollo atípico (Reaño, 2017). A diferencia del cerebro neurotípico (el de la mayoría poblacional) éste está mucho más preparado para las actividades que requieren una mayor capacidad de sistematización de acuerdo con sus motivaciones profundas (Shore, 2012; Reaño, 2017). Su tipo distinto de comprensión de la interacción social y de establecimiento de la empatía, hacen que encuentren dificultades para comprender el funcionamiento de la sociedad neurotípica. Esta levanta serias barreras para su determinación, autonomía y acceso a la calidad de vida (Milton, 2012).
Así, el enfoque de EITA se encuentra dentro del paradigma de la neurodiversidad, en cuanto se señala que existen diferentes tipos de configuraciones cerebrales (neurotipos) y ninguno es mejor o superior a otro, cada uno presenta talentos y dificultades que deben ser superadas mediante los apoyos correspondientes. Se considera, ante todo, la dignidad de la persona autista en cuanto no se busca “normalizarlos” ni que dejen de serlo, sino que accedan a vivir, de manera plena, a sus proyectos de vida particulares.
Para el equipo, las personas autistas son sujetos con los que se trabaja brindando comprensión y apoyo, y no objetos que puedan ser mirados a través de un “tratamiento” predeterminado.
Se evita el enfoque médico y de la patología. Por ello:
1. No son “pacientes” sino “participantes”.
2. No se hacen “diagnósticos” sino “detecciones”.
3. No se brindan “terapias” sino “acompañamientos”, ‘intervenciones’, en los que se busca crear lazos de empatía, escucha, comprensión y acción.
Para realizar este trabajo se plantean y utilizan herramientas psicoeducativas que permitan a la persona autista y sus cuidadores:
1. Comprender su condición y el respeto a sus diferencias.
2. Comprender las particularidades de su entorno y las habilidades sociales neurotípicas para poder interactuar con el entorno y aprender a protegerse.
3. Comprender sus procesos de aprendizaje y posibilitar su aprendizaje con satisfacción.
4. Brindar la orientación a las escuelas, centros de estudio y de trabajo y demás entornos para realizar las adecuaciones y apoyos necesarios para el desenvolvimiento pleno de la persona autista.
5. Poder realizar un proyecto de vida propio en base a la autonomía, determinación y acceso a los apoyos pertinentes.
6. Trabajar por el empoderamiento de la persona autista, reconociendo y garantizando el acceso a sus derechos ciudadanos, considerando y respetando toda forma de diversidad y pluriculturalidad.
Agradezco al equipo actual de EITA: Andrea Mesones, Marie Saldaña, Luciana Augusto, Julissa Vernal, Beatriz Lázaro, Lourdes López, Cloe Moreno, Luciana Servat, Gabriela Chambi, Mario Puga, Erika Fernández, Lucía Córdova, Naygré Chacón, que son parte de nuestra historia, de nuestra memoria, pero también de nuestra imaginación.