¿Podemos decir que el autismo es una «condición»? Sí, si entendemos que el autismo no es una «condición» en el sentido de «condición médica» sino en el de «condición de vida».
Las equivocaciones vienen de privilegiar el préstamo de la palabra en inglés en vez de utilizar el de nuestro idioma. En inglés es común asociar «condición» al esquema médico así la encontramos de modo directo en una de sus acepciones: «una enfermedad o un problema médico que tiene desde hace mucho tiempo porque no es posible curarlo»; así, en este idioma, la diferencia entre enfermedad y condición puede ser difusa.
En castellano, entretanto, prevalece el significado de «Natural, carácter o genio de las personas» y «Estado, situación especial en que se halla alguien o algo». «Condicio» en latín significa «situación» en la que convenimos, nos ponemos de acuerdo en algo. En inglés la palabra llega a través del francés antiguo, en castellano evoluciona directamente del latín.
«Condición de vida» (y recuerdo que este era el sentido que le daba Theo Peeters), es un concepto de las ciencias sociales que hace alusión a las circunstancias materiales o inmateriales de las personas. Esta expresión está ligado al concepto de «mundo de la vida» («Lebenswelt» en alemán; «lifeworld» en inglés) que en filosofía designa la construcción subjetiva de la realidad que se forma bajo las condiciones de la circunstancia de la vida.
Decir que el autismo es una condición (de vida) implica, entonces, que el autismo supone circunstancias físicas y psíquicas que hacen que el mundo sea experimentado y construido de una manera particular.
Se dice, también, que el autismo es un «neurotipo» para señalar que expresa una diferencia, una variación neurológica. Esto no se opone a «condición» (de vida), más bien, son conceptos que se alimentan.
Uno puede perfectamente decir que el autismo es una condición de vida asociada a un neurotipo que diverge de lo típico. «Neurotipo» designa «un tipo de cerebro en el sentido de lo que la persona interpreta y responde a los estímulos», así, esta palabra designa por sí sola tanto al autismo, a lo neurotípico, a lo disléxico, etc. Nutrimos su significado cuando subrayamos que dicho neurotipo determina que la persona construya subjetivamente el mundo -de modo distinto- a partir de sus condiciones de vida (las condiciones materiales como inmateriales, psíquicas, por ejemplo) que son diferentes si eres neurotípico a si eres autista. En este sentido, «condición de vida» permite analizar mejor las intersecciones y dinámicas de exclusión cuando el autismo se une a otras condiciones de vida: sexo, género, raza, grupo social… una mujer autista afroperuana de nivel socio-económico bajo enfrentará mayores dificultades, al interior misma de las dinámicas de exclusión y accesos, que una mujer neurotípica afroperuana de nivel socio-económico bajo.
Estas líneas no pretenden apuntar a una definición exacta del autismo, esta no existe y se encuentra en constante evolución dependiendo del paradigma donde miremos. Creo, sí, que es importante reflexionar sobe las formas que elegimos para hablar de él rehuyendo todo capacitismo y reclamándolo lejos del modelo médico. En este sentido, creo que es mejor hablar de «autismo» antes que «condiciones del espectro autista», las cuales tienen más que ver con un sentido ligado a «condición» en inglés que con «condición de vida».
«Autismo es un neurotipo», «autismo es una condición de vida», «autismo es una condición de vida asociada a un neurotipo»… sigamos reflexionando y nutriendo su significado y sentido. El autismo no es una historia única, es la narración de millones de voces autistas que merece ser rescatado de las definiciones de la patología y de la enfermedad. “El autismo” es uns abstracción de cuyo significado dependerá el respeto o la exclusión de los autistas, ellos sí, seres que habitan el mundo de la vida y sus condiciones.