Quienes trabajamos desde el paradigma de la neurodiversidad sabemos que el uso de la palabra «comorbilidad» alude al paradigma de la patología y que su uso asociado al autismo implicaríaasumirlo como una enfermedad. «Comorbilidad» alude a la relación entre dos enfermedades. Incluso si decimos que una condición médica aparece en relación con el autismo, su uso no es el adecuado.
No se trata de una mera opción cosmética ni de corrección sino de hablar con propiedad desde nuestro enfoque. No podemos enmarcarnos desde los estudios en neurodiversidad usando terminología de lo patológico y del «trastorno».

«Coocurrencia», en cambio, alude una posibilidad, un acontecimiento. En lingüística, este término marca la probabilidad del encuentro dos o más palabras bajo una relación de interdependencia. Por ejemplo, si hablo de «región» es probable que luego hable de «pueblo» o «ciudad».
En el campo de la neurodivergencia, el «autismo» es probable que coocurra con otro neurotipo, por ejemplo el TDAH. Dos (o más) neurotipos pueden estar en relación de coocurrencia (su probabilidad), no de comorbilidad. Esos dos neurotipos serían interdependientes entre sí y formarán muchas veces una unidad de significado nueva que no se explica sólo por las partes que lo componen. No será igual en su percepción y vivencia aquellas de un autista en quien coocurra el TDAH que las de uno en la que coocurra la dislexia.

Hay coocurrencias «naturales», cuya probabilidad de aparición se encuentra dentro del marco de las intersecciones que se dan a través de la neurodivergencia como espectro. Hemos citado dos casos en el párrafo anterior. Hay otras que son aparecen con el autismo y pertenecen a las condiciones médicas, muchas formas de epilepsia, por ejemplo. Hay coocurrencias que no deberían de aparecer porque su probabilidad está asociada a las taras del capacitismo, la marginalización y la exclusión. Pienso, por ejemplo, en la ansiedad, la depresión (no las formas que pertenecen a la neurodivergencia sino que son producto de la frustración y la desesperanza), el trastorno de estrés post-traumático complejo.

La coocurrencia en el autismo está basada en la probabilidad que se enmarca por su propia naturaleza y características. El valor de que ocurra puede ser neutro a condición de que se cuenten con los ajustes y acomodaciones necesarias (en este sentido, una coocurrencia puede ser incluso beneficiosa en términos de creatividad). Hay otras realmente evitables por derivarse del prejuicio y la discriminación, por depender del cambio en pensamientos y actos. Lamentablemente, en nuestra sociedad no coocurren -como se debería- la empatía, compasión, solidaridad. Ser autista y TDAH no es el problema, el problema es ser capacitista con cualquier combinación existente. Esto último sí supone comorbilidad.

Por Ernesto Reaño

Hola a todos y todas, soy psicólogo y lingüista. Estudié psicología clínica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Hice mi máster en Ciencias del Lenguaje por la Sorbonne Nouvelle Paris – III (Francia). Realicé especializaciones doctorales en la Universidad Autónoma de Madrid y la Université de Limoges. Hice mi doctorado en Ciencias del Lenguaje por la Université Sorbonne Nouvelle Paris - III (Francia). Desde el 2008 en que regresé al Perú, me a la investigación, dignóstico e intervención en Condiciones del Espectro Autista En el 2009 fundé el Equipo de Investigación y Trabajo en Autismo (EITA). Doy conferencias, seminarios y talleres en el Perú y en el extranjero y soy profesor universitario desde el 2006. En el 2007 escribí el libro “El retorno a la aldea. Neurodiversidad, autismo y electronalidad.” Fui invitado a la ONU el 2 de abril de 2019 en el marco del día mundial de concientización del autismo “Tecnologías de asistencia, participación activa” como ponente en el panel “Comunicación: un derecho humano”.

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